Asistimos, en esta ocasión, a la puesta de largo de la segunda sucursal del bar ¡Alegría!; una apertura que sorprendió a los madrileños de la época con los avances tecnológicos de la que hacía gala esta reputada taberna, como los grifos que servían directamente bebidas frías.
El primer ¡Alegría! abrió sus puertas en 1910 en el entorno de la plaza de Canalejas y muy rápido alcanzó fama por sus bajos precios. Tan bien funcionaba el negocio que sólo un año después, en 1911, comenzó a funcionar este segundo local, ubicado en la plaza del Emperador Carlos V número 8, en donde hoy se encuentra el conocidísimo bar Brillante, templo castizo de los bocadillos de calamares.
Este segundo bar ¡Alegría! contaba con una zona de mostrador y un salón para degustaciones y sorprendió al público con el siguiente rasgo: aquí el café se preparaba en el acto y ante la vista del público.
Una parroquia, mayoritariamente masculina, posa junto a los camareros en torno al flamante mostrador de estilo modernista en uno de los primeros días de servicio del local. Meses más tarde aún llegaría un tercer ¡Alegría! en la calle Sevilla. Sin embargo, con el paso de los años y avatares la fama de los tres locales fue decreciendo hasta su silenciosa y discreta desaparición.