Entre los milagros que se atribuyen al santo patrón de Madrid se encuentra el de hacer brotar agua de la tierra con un golpe de su azada con la que abastecer a toda la ciudad. La tradición quiere situar esta fuente en la ermita de San Isidro, a cuyas aguas se atribuyen propiedades milagrosas.
Por esta razón los madrileños, durante las fiestas de San Isidro, acuden a la ermita a beber el agua del santo desde tiempos inmemoriales.
Esta fotografía del Servicio Fotográfico Municipal, encabezado por José Corral, retrata la costumbre en el año 1928 y con su coloreado se aprecian mejor sus virtudes pictóricas.