El conjunto formado por la plaza de Callao y el Palacio de la Prensa forman una de las miradas más representativas de Madrid; un binomio que es hoy sinónimo de efervescencia, neones, tiendas y mucho movimiento. Por algo se le conoce como el Times Square madrileño, un concepto que dista mucho de la versión que nos regala esta fotografía de los años veinte.
El Palacio de la Prensa acababa de aterrizar en la ciudad tras cuatro años de obras (1924-1928) y la plaza de Callao era una explanada baldía cuyo gran valor era una farola de cuatro brazos de la que hoy parece que nadie se acuerda. ¡Qué extraño se nos hace ver la plaza de Callao tan vacía!
Entonces las obras de la hoy Gran Vía seguían su curso, como vemos en los edificios aún en obras y andamios del tercer y último tramo de esta artería madrileña. Una mezcla de incertidumbre e ilusión que cambiarían para siempre la cara de Madrid.