Es por todos conocido que durante muchas décadas las calles de Madrid fueron transitadas, una y otra vez, por los tranvías. Lo que no es tan sabido es que hubo un tiempo en el que en los coches de este medio de transporte, junto a las puertas de acceso, se colocaron unos buzones de correos donde la gente podía introducir su correspondencia.
Fue el 15 de enero de 1914 cuando entró en vigor esta llamativa funcionalidad de los tranvías. Todos los modelos, a excepción de los denominados canarios y las jardineras incorporaron esta novedad que llamó rápidamente la atención de los ciudadanos y de la que, tal como observamos, incluso la prensa se hizo eco. Este llamativo servicio fue suspendido en el año 1936, poco antes del estallido de la Guerra Civil. El tiempo que este acuerdo entre la Empresa de Tranvías y Correos estuvo vigente, los carteros tenían la opción de viajar de manera gratuita, situados en las plataformas delanteras de los coches.
En esta fotografía distinguimos a un joven cartero —marcado con una «X»— extrayendo la correspondencia del buzón a la llegada del tranvía en la Puerta del Sol.
El detalle: El tranvía que aparece en la foto correspondía a la línea 8, la que unía el Hipódromo con el parque de la Bombilla. Esta línea fue la que originó el castizo dicho «ser más chulo que un ocho». Era la línea que utilizaban los típicos castizos y chulapos para ir al baile del parque de la Bombilla y sobre todo, cada 15 de mayo, en la festividad de San Isidro. Estos días los vagones del tranvía se llenaban de madrileños vestidos con su traje típico. Por ello, las personas que vivían por la zona del Manzanares, veían pasar estos números ocho llenos de chulapos, y empezaron a acuñar la expresión hoy por todos conocida.