Con gruesos abrigos y tazas humeantes de té: con esta sencilla fórmula trataban de combatir el gélido frío de enero los conductores y cobradores del tranvía. Una llamativa escena que se desarrolla en las cocheras del tranvía del barrio de Salamanca y donde observamos a varios empleados de este medio de transporte bien arrimados a los hornillos en busca de un poco de calor antes de seguir su jornada laboral.