En la colección encontramos prácticamente todas las obras escénicas representada en los teatros madrileños desde el siglo XVII, aunque la mayoría se date entre la segunda mitad del siglo XVIII y buena parte del XIX, de ahí su enorme importancia.
Y no sólo hay obras de teatro, sino también la música interpretada durante las funciones, ya fuera como parte de las mismas o como música incidental. Hablamos de las piezas que se ejecutaban durante los descansos de la función, entre acto y acto o como bienvenida y cierre de la función. Son cerca de 6.000 composiciones entre las que destacan tonadillas, sainetes, entremeses, bailes, zarzuelas, óperas, música instrumental y un fondo de piezas para guitarra.
Se trata de un fondo único de obras en más de un sentido. De hecho, salvo alguna edición moderna de autores que sí han conseguido cierto favor del público y los estudiosos (como Blas Laserna, Luis Misón, etc.), prácticamente todas estas obras sólo se ejecutaron en el momento de su estreno y la inmensa mayoría nunca llegó a editarse formalmente, pasando con rapidez al olvido.