Siempre es un buen momento para asomarse por un agujerito y espiar la vida que nos ha regalado la Plaza Mayor. Ahora tenemos la suerte de colarnos en las celebraciones de la fiesta del 7 de julio. Distinguimos como un nutrido grupo de milicianos nacionales, perfectamente uniformados, proceden a desfilar desde el Arco del Siete de Julio, uno de los accesos de la Plaza Mayor, hasta la iglesia de San Francisco el Grande.
El 7 de julio se conmemora el día que, en 1822, los soldados de la Milicia Nacional batallaron y vencieron, en este mismo lugar, a las tropas de la Guardia Real, que querían imponer la monarquía absolutista del rey Fernando VII.